Obra de Paula Noya
La sed de conocimiento hizo que os conociera. Ese no parar que me caracteriza y el afán de aprender y conocer más, me llevó hasta vosotras. En un lugar de cual si quiero acordarme, la Sociedad Cervantina, compartimos un ratito de destino y os conté algo de mi vida, parte de otras vidas de mujeres que marcaron, sin saberlo, la mía. Las llevo en mi memoria. Ahora ya no son para mi sola, las mujeres de Tafalla volverán a "respirar" en la Casa encendida; la que me dejaba elegir el yogur "yoplait" en su carro pesado, la que me cuidaba cuando mi madre no podía, y me sentaba en la única silla de la tienda entre la caja de mantecadas y los hilos. La que me dio la vida y la que me la "robó" el día que me puso los pinceles en la manos,...
Gracias a vosotras por mostrar la vida de las mujeres de mi pueblo, por haberos interesado por la limitaciones y bonanzas del mundo rural, y por la cadena de mujeres que lleva una mujer tras de si.
Hoy en La Casa Encendida Paula Noya .
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