Estudio de contenedor
Desde la semana pasada, formo parte del proyecto teórico- práctico, resultado de la Beca Oteiza Kutxa, dirigida por la Asociación Artaziak, y supervisada por la responsable del área de didáctica del Museo Jorge Oteiza, Aitziber Urtasun.
El proyecto está dirigido por;Andrea Arrizabalaga, Ana Revuelta y Maider Urrutia.
Se trata de un proyecto en el cual participamos mujeres de diferentes ámbitos sociales, profesionales y culturales, de edades entre 25 y 65 años.
El objeto de tal hazaña, pasar todas por un mismo proceso, viviendo el mismo espacio de reflexión e intercambio, trabajando el concepto de vacío, el conocimiento de la obra de Oteiza y el papel de la mujer dentro de ella, y cómo excusa, la fotografía cómo forma de diálogo e interiorizacción.
Para haceros partícipes de esta experiencia, iré volcando mis reflexiones en la red, para que así, enriquezcáis con vuestros comentarios el proceso.
PROYECTO DESDE CERO
MUSEO JORGE OTEIZA
6ª SESIÓN
Despedida y cierre
Llego sin acordarme que es la última sesión. Nos incitan para buscar un lugar, nuestro lugar museístico. Después de todo lo contado en la sesión anterior en el blog, no tengo ninguna de las obras para colocar en los espacios comentados.
Imagen:Aitziber Urtasun
Busco el lugar junto a la escuela vasca, repleta de varones, y a su vera "ni". Sujeto las imágenes en orden cronológico. Después las esculturas sobre las vitrinas. Se alienan con el entorno.
Paseamos. Disfrutamos viendo y viviendo todos los proyectos. Acabamos en la terraza- tejado con una botella espumosa y una caja de ilusiones dulces.
5ªSESIÓN
El vacío o proceso de sustracción de lo añadido
Llego exhausta. Sin cámara. No me ha dado tiempo a pasar por casa.
Nos hablan de la eliminación de recursos en la representación, es decir, en nuestro autorretrato.
Nos lo ponen en las manos y buscamos nuestro lugar. Esta vez lo compartimos Lola, Mar y yo.
Dudas de que eliminar. Quito y pongo sin dañar el original. Miedo, me lo pienso y arranco la blonda. Demasiado barroco. Quedan restos. Si me dejan el próximo día lo retoco. Desato las lanas quedando los agujeros residuales. No cosí. Sigo dejando la máscara- velo. La pruebo sobre el rostro buscando el efecto de la sesión anterior y no, se esfumó. Fue efímero. La dejo donde está. Elimino las manchas dignificadas de oro, e incluso rasco las facciones de “la color”. Me acerco a los ojos. Voy haciéndolo en la misma dirección. Es agradable. Textura cerosa con limitaciones. No puedo salir del surco recto. El resultado es irritable, hiriente. Recrea un retrato fantasmagórico con una línea de mirada fija. Intento recuperarme, pero ya es imposible. Decido recuperar el pelo sobre negro, de entre todas identidades, la media de las mismas. Línea de un solo trazo, repetida en la parte izquierda para recuperar la luz y arrastrar a la teoría del dibujo hasta la composición. Anatomía de Schiele y Klint.
En un segundo paso nos dejan mutilar las dos dimensiones. Rozando el vacío, recorto el rostro y juego con el concepto lúdico de la “Andramari”.
La posiciono al lado de la máscara. No me gusta. La pego en la parte trasera donde no moleste.
Autorretrato
Autorretrato final
El paso de la bidimensionalidad a la tridimensionalidad
Al comenzar la primera sesión práctica, se nos ofreció un mundo de posibilidades dentro de la bidimensionalidad de la imagen, hasta el paso a la tridimensionalidad, utilizando diferentes recursos para llegar al vacío.
Terminado el proceso, no estoy todavía satisfecha. El papel fotográfico no me da opción con lo recursos que tenemos allí, y no quiero caer en el “chabaquismo”.
Manipulándolo en la última sesión, hago un cilindro (si me viese Jorge Oteiza). Lo estrujo con la mente, lo quemo. Lo convierto en el vacío de la nada total. Pienso inmortalizarlo en vídeo ya que el aire ya lo han embotado, pero para qué llegar a esos extremos. No me interesa.
Recojo en la basura unos cartones que me gustan. Sus formas también me complacen. Las he visto en tu estudio. Voy a estudiarlas acercándolas a mi anatomía. Son cartones reciclados de cajas de frutas. No es la primera vez que los utilizo. Voy a acercarme al espíritu de Aranzazu.
Autorretrato de identidad interior 1
Autorretrato de identidad exterior I
Autorretrato de identidad exterior II
Museografía del autorretrato
Nos piden para la siguiente sesión que pensemos la musealización de la pieza. Lo tengo claro. Visualizo el museo palmo a palmo, excepto lo que no he visto. Analizo “los lugares” y los “no lugares”, el color, la luz, el espacio vacío y el ocupado. Controlo el interior y me descontrola el exterior. Demasiada naturaleza. Demasiada amplitud respecto al proceso de interiorización que hemos disfrutado. Me quedo sólo en el exterior con el punto de vista hacia el interior, dan do la espalda al mundo, para poder acotar mejor el espacio.
Por las características del proyecto elijo los siguientes soportes receptores;
• Cristal por su transparencia, luz, tridimensionalidad dentro de sus dos dimensiones intrínsecas.
• Un balcón, por su estructura e iconicidad.
• El lado interior de la puerta de un baño, lugar en conexión directa con el proceso de vacío digestivo.
• Lugar por conexión temática, zona de Aranzazu, pero por motivos estéticos, no encaja, quizá en el suelo.
• Bocetos escultóricos, peana zona de Aranzazu. Transitable por en los 360ª.
La imagen se trataría de la siguiente manera:
• En el cristal, imagen en gran tamaño con transparencia para dejar ver el exterior.
• En el balcón, tela tendida.
• En la puerta papel de empapelar.
• Zona de Aranzazu, imagen adhesiva o pena apara boceto escultórico.
Elección de imagen
Tratándose de un proceso forzado, con resultado final, abriría más la elección de la imagen puesto que en cada imagen que he realizado forma parte de la identidad cambiante del retrato. Según el lugar, colocaría una imagen u otra.
4ªSESIÓN
La representación y el proceso de adición
Autorretrato efímero de final de sesión
Comentamos las características de los objetos, la representación formal y simbólica de los mismos. Cómo no, iconicidad y composición.
Tras la charla, pasamos a la acción. Nos dan las fotos y materiales para actuar. Elijo lugar y me muevo con mis bolsas. Desparramo mi ajuar por la mesa. Me gusta el lugar, la ventana, los techos altos, puedo respirar. Mar entra y busca su espacio. Trabajamos.
En unos segundos me abstraigo y comienzo a trabajar.
Delimito lo superfluo y lo calco en plástico para que quede rastro. Lo elimino con el spray negro.
Autorretrato efímero. Es con el que más me identifico
Autorretrato efímero
Autorretrato en ejecución
Vista general de sala
Dejo sólo el rostro para acentuar la expresión. Me busco, sólo veo la mirada y esas manchas que han surgido tras los partos. Cómo si de un mapa de mi vida se tratase las marco, tras quitarme el velo de plástico, las cubro de pan de oro tratando de dignificarlas, dotándolas de iconicidad y simbología. De entre todo el amasijo de materiales, elijo la blonda, por su color, por ser un material blando, también por su simbología en tanto en cuanto a la mujer; la cocina, dentro de la cocina, la repostería, dentro de ella el proceso final. Elijo la circular, la coloco en forma de aureola. Me pego el vestido y me coso unas lanas blancas, otro material blando ya utilizado en la caja. Recuerdo a Louise Bourgoise y la reivindicación del perdón en sus cosidos. Me acojo a su filosofía. Coloco la huella de plástico a modo se segundo rostro en la falda reivindicando a las madres, reminiscencia a Santa Ana.
Nos avisan que termina el tiempo. En el afán me pinto la raya del ojo, gestualidad con la que yo arreglo muchas de mis cosas internas al salir por la puerta. Acuño el gesto. Comienzo a colorear mi rostro como en las fotos antiguas, Me hablan de Frida, yo no veo más que a Ouka Leele.
Se quedan allí para morir, obra efímera.
3ª SESIÓN
Las identidades
Llegamos todas, orgullosas, con nuestra caja bajo el brazo. Conseguimos el objetivo, rellenarla con ideas objeto. Objetos mensajes. Mensajes estéticos poéticos. En mi memoria Joan Brossa.
Nos sentamos. Trabajamos sobre el concepto de identidad y los condicionantes cómo sociedad y educación, paralelas a la subjetividad, que formas parte de la Posmodernidad. Movimientos cómo el Postestructuralismo; Foucault, Deleuze , Derrida, Lévi- Strauss.
Analizamos el poder de la cultura a través del conocimiento en un video.
Comentan que ha muerto Leonora Carrington.
Para acercanos al proyecto de esta semana, nos proponen una dinámica. Reducimos las ideas a una palabra, pero deben contener un hilo conductor. Deben pertenecer a estos subgrupos; color, movimiento, palabra, dibujo y sonido.
Nos entregan las imágenes que nos hicieron la semana pasada, bocetos en b/n para que las manipulemos antes de hacerlo el jueves con la original.
Os dejo un texto encontrado en Internet sobre la identidad que me ha gustado, encontrado en http://www.respuesta.com/:
"La identidad, definida principalmente desde la Psicología, se comprende como aquel núcleo del cuál se conforma el yo. Se trata de un núcleo fijo y coherente que junto a la razón le permiten al ser humano interactuar con otros individuos presentes en el medio.
La formación de la identidad es un proceso que comienza a configurarse a partir de ciertas condiciones propias de la persona, presentes desde el momento de su nacimiento, junto a ciertos hechos y experiencias básicas. A partir de lo anterior, la identidad se forma otorgándonos una imagen compleja sobre nosotros mismos, la que nos permite actuar en forma coherente según lo que pensamos.
Según algunos autores, la identidad se comporta como algo relativo, como un núcleo plástico capaz de modificarse a lo largo de la vida y el desarrollo, lo que permitiría al ser humano tener la capacidad de comportante de formas diferentes según el contexto en el que deba actuar.
Como es posible de intuir, el contexto sociocultural en el que el individuo se encuentra inserto es fundamental y decisivo en la formación de su identidad. Sin embargo, no se trata del único factor que la determina. La identidad humana se configura a partir de la interacción con el medio y el funcionamiento individual propio del sujeto, formándose entre ellos una tensión dinámica que guía la configuración de la identidad hacia una dirección determinada. Gracias a esto es posible que el ser humano sea capaz de notar, que más allá de lo que es, forma parte de un algo mayor fuera de si mismo.
Como vemos, la formación de la identidad sólo se realiza en función de la interacción con el medio externo, ya que en una situación de aislamiento, las características individuales resultan absolutamente irrelevantes y transparentes. Es sólo en relación a la interacción con los otros significativos que las diferencias y características individuales adquieren valor y se comportan como un aporte para la interacción social".
2ª SESIÓN
la caja blanca
El despertar de la mujer en el arte
Nos proponen un ejercicio. Nuevas representaciones de la mujer en el arte, van pasando por nuestra retina. Los años 40. Louise Bourgoise, Sophie Taenber, Angeles Santos, Lygia Clark o Pape,…, desfilan en el audiovisual.
Me absorbe Clark. Coincide en su manera de representar el espacio con Oteiza. Veo en las obras de Clark las cajas de Jorge, incluso en la forma de tratar la materia y el cromatismo.
Es curioso, la semana pasada nos planteaban la representación de la mujer en la obra del escultor, sin embargo esta semana, y si quererlo, intuyo una influencia implícita de Clark en la obra del artista, visualizada en Brasil.
Doblemente curioso es el lenguaje elegido por los dos, en él no hay reivindicaciones masculinas ni femeninas, hay esencia de artistas en sus formas.
Comentamos las guerras tanto en España cómo en Europa y estudiamos el papel de la mujer antes y después de ellas. Retroceso en todo y vuelta a empezar.
Describimos obras. Una habla. Las demás imaginan. Nada coincide con lo que represento en mi realidad paralela. Buen ejercicio para darme cuenta que para todas nosotras existen realidades diferentes.
Representación de la mujer a través de la mirada masculina. Belleza superficial, exterior. Roza la dentera e algunos casos;Manzini, Helmunt-Newton, Man Ray, Oteiza, Goya, Courbet…
Son representaciones pasivas, a la espera, en letargo.
Representación de la mujer a través de la mirada femenina. Huyen de estereotípos. Valientes. Almas descarnadas. Ganas de remover interiores. Almas en Tránsito. Ellas; Goldin, Chicago, wilke, unas de las nuestras, Okariz, Sport, Hagashima, Sherman,.., rompen moldes, ya no quieren ser “florero”, sino todo lo demás, ese espacio que queda alrededor del objeto. A veces, cruzan la línea y se colocan en el lado
masculino, reivindicando, robando la identidad. Otras nos escupen los “no temas”, imágenes desgarradoras en retratos y autorretratos.
Hecho en falta en este bloque otras representaciones- reivindicaciones de la feminidad, pero reconozco que la contraposición ha sido muy acertada.
El Retrato
la caja blanca
Pinto la caja.
Me vuelvo a sentar y continúo. Disertamos sobre la definición de la palabra “retrato”. Tras analizar el significado nos quedamos con el concepto de una imagen compuesta. Una representación estanca.
Analizamos retratos genéricos, simbólicos, tipológicos, fisionómicos,.., y los diferentes tipos de planos; americano, corto, medio, primer plano, detalle,…, todo ello para llegar a la representación del retrato que nuestras guías han elegido, una gran línea de justificantes.
Nos sacan fotos. Me sacan la foto. Fondo blanco. Plano medio. No quiero reír. Quiero expresar algo más con lo que trabajar después. Es difícil teniendo a Mar enfrente. Clic. Ya está. La semana que viene nos darán la imagen para trabajar.
Comenzamos a movernos, a inquietarnos.
Sobre nuestras manos dejan una caja, de cartón. Vacía de materia. Llena de materia inmaterial.
Debemos llenarla para la semana que viene con lo que queramos, además de tres peguntas:
- Tres cosas que le diríamos al jefe.
- Tres cosas que le diríamos a alguien para el 2100.
- Tres cosas que le diríamos al grupo.
La caja blanca
estudios de contenedor
Me voy contenta. Ideas frescas en la cabeza. Pongo la música en la furgoneta y ella me acompaña. Ansiedad. Nuevo reto en el “etexekolana”. No dejo de pensar en el carácter lúdico de la palabra.
La pinto. La intervengo. La protejo y la mimo cómo si de mi misma se tratase. Juego con la lana. Ahora sí, ahora es mía. Ya puede acoger una parte de mí.
Dejo tiempo para reposar.
Elijo las cosas que quiero meter cómo si de una cápsula del tiempo se tratase; dos catálogos, un corazón, un objeto de la caja de muñecas que simula mi caja de galletas de chiquitina, el tenedor que encontró Gabriel para una de mis obras, alguna foto,….
1ª SESIÓN
Entro en la casa del Tercer Padre*
Nos presentan el proyecto del que vamos a formar parte.
Nos presentamos. Nos abrimos. Mujeres de diferentes ámbitos, con número aleatorio de otoños, de diversas raíces y formación, pero con un único fin, desarrollar el proceso del concepto de vacío, quizás en un retrato, con identidad individual en el punto de partida, en el punto inicial de este tránsito.
Proponen un ejercicio manual, intuitivo.
Nos dan media pastilla de fimo. Piden el vacío, la creación de una pieza en un corto espacio de tiempo. Me bloqueo. Discrimino el material. Se que no posee las mismas características maleables que el barro. No me gusta. Me limita. Vuelvo a la realidad y busco una solución. Intento no caer en Oteiza, Chillida, Henry Moore, Elena Asins…
Efectúo un espacio con base para la ocupación de la pieza dentro del espacio. La pasta tiene un cromatismo blanquecino que contrasta con la oscuridad del suelo de mi mesa, comienza la creación. La pieza es débil, con curvas. Construyo una cavidad por donde entra la luz menos al fondo de la misma. Se crea un espacio de sombra, un nuevo espacio inmaterial. Perforo desde el exterior para que entre la luz. Robo intuitivamente el concepto “del gusano” de Oteiza ya observado en Oñate hace más de una década en la serie del sol y la luna.
Comentamos los resultados múltilples del “ejercicio rompehielos” y se produce un rico vocabulario para definir el vacío construido; cortar, separar, sacar, vaciar, mierda, erosión, taladrar, eliminar, envolver, amasar, mover, agujero cóncavo, mover, prohibido, bajorrelive, cerrado, olor, sensación, emoción, vómito y reventar. De las que yo añado, creación y destrucción, calentado, desocupación, lugar y no lugar, síntesis, limitación, huella, materia visible, no materia, luz y sombra, límite, castración, sublimación, catarsis, ley, sustracción, fin, realidad paralela, identidad, fricción,…
Repetimos el ejercicio con la misma cantidad de materia, no en todos casos. Nos piden que en este caso pensemos en una emoción o sensación. Mantengo la pasta entre las manos y elijo la emoción. Elimino el sentido de la vista y la ubicación espacial de la misma. Empiezo a presionar, vuelco la ansiedad creada durante toda la semana. El resultado es una pieza que tiende a la verticalidad, que se adapta a la creadora, cómoda. Arrulla mis manos. La miro. Dos caras muy diferentes la caracterizan, una estética, limpia, la otra gestual, esencia de la emoción. Las dejamos sobre la mesa. Pierde su función, pierde la emoción.
La mujer en la obra escultórica de Oteiza
Aitziber nos guía en esta visita por el museo. Nos detenemos ante la obra de los años 30 y llegamos al arte cómo herramienta de espiritualidad, eje de la experiencia fundante de Oteiza. Los temática desarrollada, la propia de la época, retratos y obra religiosa de la época.
Contemplamos a la Sagrada Familia y a la Maternidad. Grandes son las diferencias en el estudio de la materia. La maternidad reminiscencias de un Henry Moore, un Oteiza en plena búsqueda, en la que destaca los huecos horadados, esas perforaciones, en el rostro del niño mirando a su madre, del cual se produce una doble lectura. Se comenta la no experiencia de Oteiza en el mundo infantil, Comienza el vaciado.
Sin embargo, no puedo dejar de ver al Oteiza “eterno niño” reivindicando atención de su madre. El hueco, el vacío, crea la tensión.
La Sagrada Familia, en madera, porta calidez ya intrínseca en el material, hieratismo de un románico acunante, que tiende a la verticalidad curvada. Me transporta a la imagen de esculturas orientales en marfil en su volumen, aunque el desarrollo de la pieza me lleva a Africa, e incluso a Picasso en la “manera de hacer”.
Contemplamos la obra en bloque de América y su carácter religioso y espiritual. Hablamos del concepto de religión proveniente de la palabra “religare” igual a unión, para diferenciar el sentido de esta palabra en
una religión oficial clasificada, y separarlo del sentido de la definición del vocablo que nos explicará en “Quosque tandem “ y otras obras.
Llegamos ante el friso de Aرánzazu y se plantea el concepto de vacío. Uno nuevo, la desocupación de la materia. El vaciado de las entrañas de los “14” apóstoles, conflicto con la iconografía imperante de la época, eliminación de simbología cristiana. Oteiza nos deja el espíritu, la presencia espiritual que nos reporta lo positivo, porque para presentarse ante Dios hay que vaciarse.
No dejo de preguntarme por la Magdalena, aunque cuando me meto en la piel de Oteiza lo veo claro. Echo la mirada alrededor y observo en la “Andramari” que elimina cualquier rasgo característico de hombre o mujer, y me sorprendo a comprender que de igual manera lo hice en los retratos de mi obra “Tránsito”; eliminación de recursos viscerales, sensoriales, visuales y estéticos cómo el pelo, por ejemplo. Sin nada de ello, nos expresa el dolor, el enfado de una madre que pregunta a su hijo por qué.
Aitziber nos muestra unas fotos de un retrato hecho por jorge a Itziar en 1947 que me traslada a las esculturas en bloque. Sin embargo, nos la compara con otra del año 1957 en la que ya se pueden contemplar espacios internos receptivos, llenos de emotividad.
Hablamos de la representación de Itziar en la obra de Jorge y se plantea la unificación de diferentes códigos artísticos para llegar a la representación de su mujer, Uno de ellos la poesía.
Con esto vuelvo al principio del proceso, cuando tenemos la idea para desarrollar y buscamos el mejor canal artístico para expresarla.
Reconocemos la hiperboloide, las unidades Malevich, la esfera y las cajas metafísicas.
*el concepto del Tercer Padre lo explico en un artículo de la revista de artes y letras “Luces y Sombras” nº22, pág.1 . 2006. Tafalla. Navarra.